El maquillaje del rostro ha sido, a través del tiempo, una práctica que ha prevalecido en la evolución humana sin que sea desplazada por algún otro método que juegue un papel determinante en enaltecer la hermosura del rostro, realzar sus líneas o disimular alguna imperfección que con tan solo la buena aplicación de dicho procedimiento quede totalmente oculto.
Por tal razón, hoy día este maravillo proceso de embellecimiento está más vigente que nunca y no solo en el ámbito artístico, en donde favorece la corrección de distorsiones del rostro producto de la iluminación en el ambiente teatral o en los medios audiovisuales, sino que es parte esencial de la rutina de la mujer que desea sentirse atractiva cuando sale a la calle sin importar el motivo.
Sin embargo, el uso continuo del maquillaje puede conllevar a un maltrato irreparable de la piel, y aunque los productos usados para ello en la actualidad, poseen ingredientes naturales que evitan consecuencias pocos saludables, es recomendable no abusar de ellos y una vez que ya ha llegado a casa y está dispuesta a dormir, hacerlo previo retiro de todo rastro de productos utilizado en el maquillaje que lleva consigo.
En tal sentido, es necesario acostumbrarse a la rutina de retirar el maquillaje y nunca dormir con el colocado, pues es, una manera indudable de maltratar el delicado cutis, el cual necesita estar limpio, hidratado y suave para mantenerse radiante y suave.
La aplicación de desmaquilladores es básico en este proceso, por lo cual se aconseja productos como el agua micelar reve que además de ayudar con la limpieza del rostro actúa como emulsionante, emoliente y calmante contribuyendo a dar una sensación refrescante a la piel y previene así la aparición de surcos y grietas que con el paso del tiempo se convierten en las odiadas y temidas arrugas.